En la noche amanecían mis pasos…
Iba sabiendo, que la paciencia se apagó.
La intriga ya no me habita.
Solo el deseo desaforado de encontrarme en tus ojos, me trae de regreso hasta vos.
Sin vergüenza
Tus manos durmieron ,
Sin respirar, las ansias de éste amor.
Cúlmine atravesaste mis espejos.
Y no me importaba, más que tu boca.
¿Qué pensabas?
Me pregunté
Y la luna huyó .
Una vez más, el asfalto marcó nuestra distancia.
Y el tiempo, nos volvió tardíos...
una vez más.