El remedio no es santo.
Y ya no está, mi ingenuidad presa.
Inadaptada en la conquista de tu alma terrenal.
Pero nunca cobarde.
Mis deseos transitan sutiles…
Por las horas muertas. Sin volumen, ni temperatura.
Voy a susurrarte el dominio de mis penas.
Cuando nazca tu ausencia.
Voy a perder.
Voy a perder.
Extraño mío.
Marginal suplicio…
Que tu lluvia me acompañe.
Y libertad desvele.
Tan quemado ya
ResponderEliminarquisiera dormir
escaparme de mi carne
los amigos siempre tienen
más y aún más.
Desconexión total
pido, de mis sentidos
para así poder
descansar. No.
escucharte más,
no escucharme más
quisiera estar en otro
lugar, lejos de mí.